De verdad que no me da tiempo a recomendar todos los libros y editoriales interesantes que en los últimos meses están publicando textos buenísimos (en mi ya nada humilde opinión). Son buenos, los he leído y no admitiré que nadie me lleve la contraria 😀 😀 En fin, hay guerras menos amables que esta.
Hoy sale mi artículo dedicado a Regiones imaginarias. En busca de los lugares míticos de la literatura, un conjunto de relatos escritos por un grupo variopinto de narradores y periodistas, centrado en un célebre territorio ficticio; cada relato se acompaña de su correspondiente fotografía en blanco y negro. Hay relatos de excelente calidad dentro de un nivel medio notable. Lo publica Ediciones Menguantes, que ha conseguido abrirse un hueco en el proceloso mercado editorial sin necesidad de afincarse en Barcelona o Madrid.
Un ejercicio complementario sería imaginar qué territorio ficticio nos gustaría explorar y qué abordaje escogeríamos. Uuuummm, es el típico proyecto que le pone los dientes largos a cualquiera al que le guste viajar.
AUTORES: Chelo Alvarez-Stehle, Álvaro Colomer, Luis Fernández Zaurín, Bernardo Gutiérrez, Use Lahoz, Gabi Martínez, Valentino Necco, Elisa Reche, Chika Unigwe y Enrique Vila-Matas. FOTÓGRAFOS: Sandra Balsells, Guillermo Barberà, Oscar Bonilla, Marta Calvo, Albert Ferrer, Jaime León, Daniel Loewe, Kim Manresa, Patricia Martisa, Rex Miller MAPAS: González Macías
Sandra Balsells: de la serie Sicilia en procesión (en el libro publica otra)
Rex Miller ilustra el relato-crónica de la cineasta Chelo Álvarez-Stehle dedicado al Yoknapatawpha de Faulkner
Dos joyas en torno a PPP que no incurren en el morbo necrológico. Arriba, un programa fantástico de Arte TV, por el gran Thierry Jousse, dedicado a la música de las películas de Pasolini, con su búsqueda de ritmos y estilos de toda cultura y país, desde Gato Barbieri para Teorema, antes del gran éxito de la banda sonora de El último tango en París, a las músicas de India, Japón, … Jousse, como buen cinéfilo, sabe pulsar las teclas de la nostalgia y la mitomanía aderezadas con ese tono de voz tan particular en el que se percibe la sonrisa que distancia sus propias pasiones, pero que incita a ver todas las películas que él menciona en sus ya decenas de programas. El libro de Dacia Maraini consiste en un conjunto de cartas enviadas desde el presente a Pasolini, el gran amigo de Alberto Moravia, durante más de una década pareja de la entonces joven escritora Maraini. Los tres hicieron viajes por África, Rumanía, Yemen… tanto por placer como por motivos profesionales -buscando localizaciones, actores, músicas…– y aquí recuerda momentos de amistad, evoca aspectos del carácter del director, y como quien no quiere la cosa, es decir sin darse importancia, aborda todos los temas que afectaron a Pasolini, sin esquivar los conflictos y controversias que suscitaban sus declaraciones y tomas de posición frente a cuestiones como el aborto, el movimiento feminista, estudiantil, etc., que Maraini y Moravia le discutían y rebatían obligándole a definir su postura sin permitirle el golpe de efecto. Fantástico el partido que le saca a los sueños en que se aparece PPP, son momentos donde la escritora demuestra su talento y oficio dramáticos. Un gran libro este Querido Pier Paolo –publicado por Galaxia Gutenberg en cuidada traducción de Helena Lozano Miralles–, que consigue serlo a partir de una experiencia literaria tan dilatada como la de Maraini, escritora de gran cultura clásica, feminista avanzada sin excesos ni jeremiadas, y que tal vez no posea el genio de Moravia o de Pasolini pero es indiscutiblemente una autora insoslayable en la literatura italiana del XX hasta hoy. Estoy convencida de que todavía no conocemos suficiente su trabajo, especialmente en el cine, para formarnos una idea precisa de su modernidad.
La serie El juego del calamar ha provocado mucha polémica por el subtitulado plagado de errores.
Hoy se publica en Vasos Comunicantes, la revista de la ACETT, mi artículo dedicado a la crítica de la traducción. Presento varios ejemplos del tipo de crítica con diferentes niveles de profundidad y análisis de parte de académicos, críticos, estudiantes y ese monstruo que es el usuario anónimo de internet.
«Es una pregunta y una reflexión a la que llevo dándole vueltas hace algún tiempo y parece que ahora, cuando las opiniones y reseñas sobre libros ya no están restringidas a diarios y a revistas especializadas, es un buen momento para plantear algunos aspectos del asunto.
Ya conocemos las respuestas habituales a por qué los críticos suelen pasar por alto un comentario algo desarrollado al trabajo del traductor: que no tienen acceso al texto en el idioma original o que, de tenerlo, no…
Nicola Lagioia da una clase magistral con, como eje central, su pasión por Bolaño, que ha dejado gran huella en su novela La ciudad de los vivos. Me ha extrañado que no haya tenido más eco esta novela porque es verdaderamente buena, mucho más allá del argumento que puede atraer al lector morboso adicto al true crime. Lagioia es un tremendo escritor, no porque sea el mejor de sus contemporáneos italianos, ¡qué sé yo si lo es o no!, no los he leído a todos. Pero para comprender por qué es tan buena La città dei vivi, publicada en castellano por Penguin, hay que leer por lo menos un tercio de la que le dio el Premio Strega, La ferocia(La ferocidad), que no se ha traducido aún a nuestro idioma. Parece que están esperando a ver cómo funciona la crónica del asesinato del joven Luca Varani a manos de dos niños bien de Roma antes de arriesgarse a traducir la otra, cuando son dos novelas simétricas en estilo y eso demuestra que Lagioia tiene planteamientos inteligentes respecto a su narrativa, por encima de intereses de carrera. La primera es un decidido tour de force de estilo elevado con una trama detonada por la muerte de una mujer joven, hija de un riquísimo constructor de provincias; es una novela sobre la corrupción, también psicológica, una investigación que va insinuando el motivo real de un derrumbe, que es también el de la Italia de los años berlusconianos. Al contrario de lo que suele ocurrir en los thrillers, incluidos los sudamericanos con el narcoterrorismo como fondo político-histórico, aquí la muerta no es el elemento angélico que pone en marcha una investigación llevada por el elemento asocial, es decir, un detective desaliñado con una vida más desaliñada aún; todo lo contrario, es más una pécora al viejo estilo, y el relato se levanta sobre los diferentes testimonios, que desarrolla otro personaje principal de lo más inquietante, el hermano bastardo acogido en la familia al morir la infeliz amante del constructor, con un perfil psicológico que le da mucho juego a un escritor con el talento, las lecturas y la inteligencia de Lagioia. Después del éxito que obtuvo La ferocidad, del respeto que cosechó entre los críticos jóvenes y sus colegas escritores, se entiende tanto que La ciudad de los vivosparezca una historia que salió a buscarlo, y por lo tanto no podía escribirla sino él, como las objeciones de esos críticos jóvenes -dudo que todos lo rechazaran, en cualquier caso-. Estoy segura de que va a escribir otros libros interesantes que pondrán en perspectiva La ferocidad y La ciudad de los vivos demostrando que, además de saber crear y recrear personajes, su intención es reflejar la Italia de este siglo en un tono que no es realista sino hiperrealista, con lo que el concepto tiene de intencionado, de distorsión, de subrayado de los perfiles con una finalidad más que estética.
En la clase sobre Bolaño, donde lee y comenta largos fragmentos de la última entrevista que la gran Mónica Maristain le hizo para PlayBoy México –risas constantes de fondo–, se advierte que la del chileno es una figura de escritor ya sedimentada, lo lee con plena libertad, desparasitado de aquellos elementos y del ruido que se le incrustaron cuando aquí lo aupó la burguesía ilustrada, hasta casi fagocitarlo, y se crearon fricciones y conflictos que, a quién iba a extrañarle, nunca provocaron un debate sobre la aportación de Bolaño, de su perfil de escritor vocacional, en medio de un panorama de escritores de vocación institucional más o menos transparente. Por eso no me sorprende que influya en escritores donnadie –como Lagioia, hijo de una clase media media, o en el último Goncourt, que se inspira en Los detectives salvajesen otro de los tantos libros que quiero leer, La plus secrète mémoire des hommes, del senegalés Mohamed Mbougar Sarr. Herralde, que a fin de cuentas fue quien le dio espacio para crecer, se preguntaba por qué no tenía más influencia en escritores españoles; la respuesta parece clara: el ecosistema cultural español no es el más propicio, pero para el resto solo faltaba esperar. Yo no tengo a Bolaño por el más grande, ni es mi preferido pero sí creo que era un personaje necesario pero que por desgracia no ha liberado el stablishment literario español, que es lo que debería haber sucedido, lo que urgía. Pocas veces más que hoy ha estado tan aburguesada la cumbre de la literatura. Aunque, quién sabe si la ruina y la precariedad que es hoy el sustrato natural de los mejores lectores dan como fruto algún genio -o alguna genialidad- del vitalismo.
¿Os he hablado de lo bonita que es/está Barcelona? 😀 😀 Mucha gente, demasiada ya, atestando las calles del centro, que se amplía a los barrios que rodean el casco histórico y Paseo de Gracia. Supongo que se hace insoportable quedarse en casa con tanta noticia catastrófica y tener el ojo en la factura de la luz. Las fotos son del 22 de mayo, se agredece el día despejado, aunque ¿quién se acuerda hoy, a 30 ºC, de los interminables días nublados à la belge? A mí me da grima bañarme en la Barceloneta, pero es una playa tan tan fotogénica…