Borràs junto a su marido, Xavier Botet, y su hija Marta Botet, a su llegada al TSJC
EFE
¡Si ella está «indefensa», cómo estamos las demás!
Al saber del tema de los contratos a dedo –una práctica muy extendida, si no generalizada, en el sector público–, y los datos del tipo que había pringado, con la vida complicada por las drogas, el tráfico y los «trapis» (trapicheos), pensé que volvía a quedar demostrado que los pijos siempre hacen las cosas así cuando «ayudan» al de estatus inferior. Un favor, pero no un verdadero favor, siempre será una trampa, un chanchullo que te deja vendido, un favor condicionado; no como los favores que desde siempre ha recibido ella, incluido el que la llevó a ocupar cargos que no merecía, ya en la Universidad ya en política. Que a ella la han «vendido» porque está más que amortizada para la causa, quién lo duda. Que ahora hasta los más cobardes salen a denunciar sus manejos puede entenderse como la demostración de que su carrera política está acabada. Pero si, por el pacto que el de los trapis ha cerrado con la Fiscalía, la Borrás siente por primera vez lo que es estar a la intemperie, que la vendetta ha llegado más lejos de lo que calculaba, dejando su futuro en suspenso y fuera de su control, en manos de jueces que no dependen de su partido, si por primera vez considera real la posibilidad de ser condenada a la cárcel, va a sentir el vértigo de una vida como la de cualquiera. Por supuesto, la maquinaria de su defensa enseguida reaccionará, encontrará una estrategia útil y Laura Borrás saldrá con la pena mínima. ¿Se le aplicará la ley que no se pudo aplicar a los de los ere andaluces?
Dicho de otro modo: cuando te cargas la meritocracia, tienes esto y a «líderes» como ella. No se llega tan alto como ha llegado ella solo por la profesión del padre ni porque tu familia despliegue una pancarta y lance gritos en el aula donde defiendes tu candidatura a un puesto de titular en la universidad. Son todos los que la han aupado a lo largo de tantos años, desde profesores de universidad a políticos y los círculos que actúan en sus órbitas, los que van a apagar este fuego.
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