A partir del minuto ’30 empieza a soltarse. Es un artista como la copa de un pino al que vale la pena escuchar por sus reflexiones, sus manías, sus humorismos… Yo, que estoy con ganas de volver a la analógica, voy encontrando más y más razones. Y cuando dice que «el esplendor del verde» le fastidia, ya me ha ganado.
