Monica Vitti, la musa inteligente

Hasta la Italia de los años ’70 se dio cuenta de que Monica Vitti era muy inteligente. En el video de arriba relata cómo la decepción de la presentación en Cannes de L’avventura se transformó en una experiencia muy grata al recibir, en la mañana siguiente a su estreno, una carta firmada por los directores más importantes y modernos que habían asistido a la proyección en apoyo de la película de Antonioni.
Otra película inolvidable, El eclipse, con Alain Delon, una crítica al progreso marcado por la especulación y la amenaza nuclear.

 

Almudena Grandes

Una pena que no haya superado el cáncer, Almudena Grandes es la persona que una asocia a la vitalidad. Era como Balzac y de Balzac no nos importan las metáforas o la falta de ellas sino la arrolladora vitalidad que es capaz de trasladar a sus ficciones y cómo reflejan momentos clave de la historia. Se puede decir: no es escritor o escritora para mí, prefiero otros géneros, otros estilos, pero no tiene sentido denostarla como si ella hubiese intentado alguna vez el cambalache de creerse, qué sé yo, ¿Coetzee? ¿Dante? Forma parte del tipo de escritores que tienden puentes entre la literatura comercial y la gran literatura y que llevan a escritores, y a los lectores, hacia la literatura más compleja a fuerza de hacerles perder el miedo a la complejidad de la construcción literaria.
En la charla de presentación de su novela, La madre de Frankenstein –o cualquier otra–, es imposible no quedar prendados de su simpatía y de su apasionamiento por lo que cuenta. Al hablar de la locura en la España franquista, no puede obviarse a Carlos Castilla del Pino y sus interesantísimas memorias, Pretérito imperfecto, al que Almudena Grandes homenajea con su característica elocuencia.

 

 

Brava

gloria-steinem-my-life-on-the-roadMe encantó este libro y me encantó su falta de ego, que es lo que hace de ella una excelente periodista, considerando la cantidad de atención que recibió desde muy pronto en su carrera. Me alegra que la hayan traído a España. Estaba traducida a los principales idiomas antes de que nos llegara vía televisión la «fiebre Gloria». Las páginas que dedica a su padre y al periodo de la Gran Depresión son imprescindibles y aportan un prisma inesperado desde el cual considerar su figura y su trayectoria.

Mi propuesta para próximas ediciones del premio cantábrico: las psicoanalistas y brillantes escritoras francesas Julia Kristeva y Élisabeth Roudinesco. Las dos han sido bien traducidas y son precursoras de Siri Husvedt. Por cierto que Pouvoirs de l’horreur. Essais sur l’abjection, de Kristeva –que no sé si está traducido al español–, vendría al pelo para observar y analizar los últimos acontecimientos, publicación de escandalosos o desconcertantes diarios íntimos y revelación de pseudónimos femeniles incluidos.

Mis favoritos para la clonación: Jean-Paul Belmondo (Bébel)

Aquí, el homenaje que le dedica hoy en Editorial Le Monde

DE LA HABANA HA VENIDO UN BARCO CARGADO DE...

belmondo-sebergBelmondo – Seberg -en à bout du souffle

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A bout de souffle -JL Godard, Fotos en: cinema of France

Abajo, un pequeño pero importante papel dramático con Sophia Loren en La ciociara, de Vittorio de  Sica

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Le Magnifique, de Philippe de Brocca, 1973. Maravillosa parodia de las películas de agentes secretos 😉 Con la bellísima Jacqueline Bisset. A ambos se les nota el disfrute en cada escena.

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Resumen en francés del argumento del blog Le nouveau cinéphile:

François Merlin, un modeste écrivain, tente d’écrire les prochaines aventures de l’agent secret Bob Saint‑Clar. Cela donne lieu à une alternance entre les scènes de la vie quotidienne du romancier de petite envergure et les mission de Bob Saint‑Clar, où Belmondo en fait plus que jamais des tonnes. Une parodie des films d’espionnages, très réussie, alternant humour, gags hilarant et décalés, et action. Jean Dujardin s’est d’ailleurs…

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Ferran Freixa, la materia y el tiempo, en El Rinconete

Acabo de conocer la noticia de que Ferran murió el domingo pasado, 13 de junio. Le gustó mucho el artículo, que escribí después de una larga conversación en su casa en el campo, lo reproduzco como homenaje y va dedicado a su hija Marina.

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La obra de Ferran Freixa no solo forma parte de varias colecciones oficiales, también está recogida en varios libros. Entre ellos destaco, además del dedicado a las ruinas del Gran Teatre del Liceu, El foc, darrer acte [El fuego, último acto], el catálogo de la gran exposición que le dedicó la Universidad de Salamanca, Fotografías, (1977-1994), y el más reciente, que incluye las series del Cabo de Gata y de las colonias fabriles, Fotografía 1973-2013; se trata del catálogo, editado con tapa dura, de la amplia retrospectiva que tuvo lugar del 27 de noviembre al 25 de mayo de 2014 en el Centre d’Art Tecla Sala, de Hospitalet.

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ABOUT PASSION -- De fotografía y otros entusiasmos

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© fotos: Ferran Freixa

La primera fotografía que vi de Ferran Freixa (Barcelona, 1950) era la de un perfil de mujer abocetado en la arena por las olas al morir en la playa. Una imagen poética en blanco y negro evocadora de una presencia latente que se forma y se deshace en segundos. Podría creerse que Freixa es un fotógrafo del «momento decisivo» a lo Cartier Bresson, pero el conjunto de su obra, fruto de ya cuatro décadas en activo, desmiente esta suposición.

Fotógrafo autodidacta, en su hacer se percibe su formación en diseño y pintura artística: el gusto por la composición nítida, el protagonismo de los objetos y las formas, el subrayado de atmósferas, texturas y volúmenes. Profesionalmente, es un reconocido fotógrafo especializado en interiorismo y arquitectura; su obra personal establece una simetría con el quehacer profesional, pues sus temas versan sobre lo que ha resistido a la usura…

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Adiós a Bruno Barbey

El pasado 9 de noviembre murió Bruno Barbey, un fotógrafo icónico de la agencia Magnum y no he visto una sola página en los diarios españoles dedicada a recordarlo. Nació en Marruecos en 1941, tenía nacionalidad franco-suiza, y como se ve en su página en Magnum participó como fotoperiodista en los acontecimientos más significativos de la historia reciente.Sus imágenes tienen un sentido del ritmo muy acusado, le gusta el angular para introducir mucha información en el fotograma y cuando trabaja en color juega con el grado de intensidad para transmitir el alma del lugar.

Una de sus series más conocidas es la titulada Italianos, en blanco negro, y que ha inspirado a muchos fotógrafos españoles, como resulta fácil comprobar para cualquiera que tenga ojos en la cara. Otro tanto puede decirse de sus reportajes sobre la Semana Santa en Sicilia, quien tiene a su coetáneo Ferdinando Scianna entre los precursores de una mirada a la vez artística e informativa sobre las tradiciones del sur.
Bruno Barbey se integró en Magnum Photos en 1964. Se desempeñó como vicepresidente para Europa en 1978/1979 y fue Presidente de Magnum International de 1992 a 1995.

Muy conocidas son también sus imágenes sobre las protestas de Mayo del 68. Precisamente en el cincuentenario del acontecimiento, el Festival de Fotoperiodismo Visa Pour l’Image de 2018 dedicó una sala entera a esos reportajes.

CHINA. Beijing. Bruno BARBEY con un intérprete. 1973.
MOROCCO. Meknes. Moulay Ismael Mausoleum. 1985.
Portada de su célebre libro Los italianos
Familia italiana, años 60.
Estudiantes en el 68: el trabajo en cadena de trasladar las piedras que servirán de proyectiles. Tiene un nosequé de mito freudiano esta manera de encadenar la «culpa» en toda una generación.
En la selección de imágenes realizada por el diario Le Monde con motivo del 50 aniversario del Mayo francés, destaca la serie de Barbey realizada en color tomada en las calles, donde las mujeres aportaron una inesperada cuota de glamour, que seguramente contribuyó a que algunos tomaran menos en serio la revuelta. Abajo, un fotograma que parece extraído de una película de J.L. Godard con el cartel del estreno de una película neo-noir, utilizado como parte de una barricada. (El título de la película en francés es: Policía sobre la ciudad, que en español se tituló simplemente Madigan, la dirigió Don Siegel).
Retrospectiva de mayo del 68 con Barbey explicando algunas circunstancias que le permitieron tomar sus hoy icónicas fotografías.

Homenaje en Arles al profesor de Historia asesinado en Conflans, Francia

Arles, place de la République, homenaje a Samuel Paty, profesor de Historia decapitado el pasado 16 por un islamista radicalizado, foto tomada el 20 de octubre.
Los días pasan… foto del día 26 de octubre.

Por razones que no necesitan explicación, aquí la policía está más atenta a la seguridad que a perseguir a quienes se toman relajadamente el confinamiento dictado por el presidente. La gente está enfadada, especialmente los dueños de tiendas pequeñas, de librerías, quioscos. Algunas cafeterías-restaurantes, con las terrazas desmontadas, sirven cafés, bebidas calientes a la clientela que toma la consumición a pie de calle. Se oyen protestas de boca de gente de edad: «Es igual que la guerra» –refiriéndose a la Segunda, claro está, cuando no se podía salir de casa y el término couvre-feu/toque de queda tenía otro sentido. O «C’est du n’importe quoi» o, un sábado de mercado, en el quiosco-librería a rebosar de gente que compra diarios, revistas, cuadernos de dibujar para los niños o libros: «No vamos a contar la gente que hay. Nadie lo hace.» Se lo dice a la dueña de Actes Sud y antigua ministra de Cultura, F. Nyssen, que solidariamente se lleva un paquete de diarios, asegura estar enfadada, repite la frase-lema en este periodo, c’est du n’importe quoi y se deja el paquete sobre el mostrador. El dueño se lo señala. La caja registradora echa humo. En las calles comerciales, el primer día de confinamiento obligatorio aún se ven tiendas abiertas a las 17h. Chocolaterías, floristerías que deben agotar el stock comprado para el día de Todos los Santos. En una pequeña boutique que expone moda de otoño, una mujer guapa y elegante que ronda los 50 está sentada en medio de su tienda sin clientes mirando a la calle con una expresión en que es fácil leer preocupación y desafío. Los sintecho que suelen verse en la plaza de la République siguen ahí, en menor cantidad. Hacia las seis, una chica árabe lee en un banco. Me figuro que nadie controla si es así como ocupa la hora de libertad, para «tomar el aire», concedida por decreto gubernamental. A orillas del río, la tarde se exhibe con nubes de cuadro impresionista, algunos hacen deporte, los más estiran las piernas y las aguas del Ródano corren con un caudal potente y calmoso.

PS: en mi cuenta de instagram estoy recibiendo mensajes invitándome a descargar libros – en francés– sobre el islam y «la verdad del holocausto» enviados desde cuentas con nombres árabes. Toda una campaña a través de los medios más modernos para transmitir un mensaje desfasado y peligroso.

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Quería hablar de Lumumba, pero…

adiós a Juan Marsé

El destino de los líderes de la descolonización africana en los ojos de Lumumba.

Con ocasión del 60 aniversario de la independencia del Congo –y para todos aquellos que necesitan urgentemente hacerse con una biografía de luchadores contra el racismo de toda la vida para estar à la page–, quería recomendar el libro El asesinato de Lumumba, que traduje hace tiempo para la editorial Crítica –por encargo de una de las mejores editoras con las que he tenido ocasión de trabajar, Silvia Iriso–, y que dejó muy satisfecho a su autor, Ludo de Witte, según me transmitió ella. También, de paso, recomendarle a Pedro Sánchez y a su equipo que lean, con urgencia, el libro Hombres blancos en los trópicos, de Erling Bache, porque encontrarán artillería de sobras para arrojársela a los políticos holandeses que pretenden humillarnos durante la negociación por la reconstrucción de la economía pospandemia… Encontrará respuesta contundente contra los «frugales».

Pasa a segundo plano porque acaba de morir uno de los novelistas más significativos, y singulares de la segunda mitad del siglo XX, el barcelonés Juan Marsé, a los 87 años. Es cierto que se le han otorgado reconocimientos oficiales de toda índole, pero últimamente daba la impresión de que no tenía un gran seguimiento de generaciones posteriores para reivindicarlo.

Prefiero, antes que aburriros con mis recuerdos de mis primeras lecturas de Marsé —Últimas tardes con Teresa, que devoré con 15 años, ya en su séptima edición, y que Marsé me firmó, mirando el libro con asombro, o pasmo, 😀 😀 hará unos diez años o más, al terminar una conferencia en el Palau Macaya–, recomendar la lectura de sus grandes obras, especialmente Si te dicen que caí –de la que hubo adaptación al cine, no tan mala como el resto de las que se han hecho de sus novelas, protagonizada por una muy convincente Victoria Abril — con sus asesinatos truculentos, la miseria de los perdedores de la guerra civil y sus aventis, el retrato de la España de las clases menestrales, la riqueza de los estraperlistas, la miseria sexual y social del franquismo y la mitomanía salvadora del cine americano, sus grandes estrellas y héroes de una pieza. No he leído todo, faltaría más, pero para quienes tengan interés en conocer, además, el contexto de la época, recomiendo la biografía de JM. Cuenca, Mientras llega la felicidad, que completa la muy controvertida que Miquel Dalmau dedicó al poeta Gil de Biedma –ésta contiene, sin embargo, páginas valiosas sobre la amistad entre el novelista de barrio, inmigrante en París, y el poeta de rancio abolengo; Cuenca recoge fragmentos de las hilarantes colaboraciones del novelista en la revista satírica del momento (creo que era Por Favor); y sin duda también ayudan a comprender en qué ambiente intelectual se forja la generación de Marsé las interesantísimas Memorias del editor Carlos Barral, especialmente la tercera y última parte titulada Cuando las horas veloces, donde relata con detalle las batallitas para conceder premios como el formentor, de carácter internacional, o el Biblioteca Breve, que Marsé ganó en 1965 precisamente con Últimas tardes con Teresa.

¿Qué autores podrían reclamarse herederos de Marsé? Seguro que son más de los que suponemos. A bote pronto, entre los muy consolidados, seguro que Francisco Casavella y algunas de las novelas de Martínez de Pisón, como El día de mañana…
Y ahora llegó el momento de releer a Marsé
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(Por cierto, hoy mi madre habría cumplido 86 años y también vivió en París sus mejores años.)

Barral, quizá ha llegado el momento de reivindicarlo

La emblemática portada con fotografía de Oriol Maspons:  la rubia que sonríe invitadora, el descapotable con asientos de piel… la toma cenital, detalles que delatan los anhelos y neuras de la cultura española progresista durante el interminable «final del franquismo».

Recuerdo de Paul Fusco

Me entero por el @insta de la todavía mítica agencia Magnum que ayer murió el fotógrafo PAUL FUSCO (1930-2020), que recientemente volvió a la actualidad al recuperarse sus imágenes sobre el viaje de despedida de los restos de Robert Kennedy y el homenaje de los norteamericanos al paso del tren, un increíble panorama del impacto del asesinato. En el video se repasan aquellos momentos, la peripecia de las fotos no publicadas por la mítica Look, pero que andando los años se publicaron en formato libro. Fusco aparece con la clásica y discreta Leica.

La misma historia, en francés, con motivo de la expo que VISA POUR L’IMAGE le dedicó (y que tuve la suerte de ver).

Copio la declaración de la agencia:

Chiapas, México. © Paul Fusco/Magnum Photos

«@paulfuscomagnum worked as a photographer with the United States Army Signal Corps in Korea from 1951 to 1953, before studying photojournalism at Ohio University, where he received his Bachelor of Fine Arts degree in 1957. He moved to New York City and started his career as a staff photographer with Look, where he remained until 1971.⁠⠀
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In this role he produced important reportages on social issues in the US, including the plight of destitute miners in Kentucky; Latino ghetto life in New York City; cultural experimentation in California; African-American life in the Mississippi Delta; religious proselytizing in the South; and migrant laborers. He also worked in England, Israel, Egypt, Japan, Southeast Asia, Brazil, Chile and Mexico, and made an extended study of the Iron Curtain countries, from northern Finland to Iran.⁠⠀
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Fusco become a Magnum associate in 1973 and a full member the following year. His photography has been published widely in major US magazines including Time, Life, Newsweek, the New York Times Magazine, Mother Jones and Psychology Today, as well as in other publications worldwide.⁠⠀
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Among his latest subjects are people living with AIDS in California, homelessness and the welfare system in New York, and the Zapatista uprising in the Mexican state of Chiapas. He has also worked on a long-term project documenting Belarussian children and adults sickened by radioactive fallout from the Chernobyl explosion.⁠⠀
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We share a statement from the president of Magnum Photos, @oliviarthur, and thoughts from Fusco’s fellow Magnum photographers @brucedavidsonphoto, @gillesperessstudio, and @elireedmagnum on the occasion of Paul’s death at the link at bio.⁠»
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USA. San Francisco. 1993. AIDS at the Ambassador Hotel. Aerial’s I.Q. must be 150. 20 years ago he was a psychologist working with autistic children. He says he’s a hippie who never left the scene – He also never left the drug scene.
© Paul Fusco/Magnum Photos

USA. New York City. 2000. Women in mourning and outrage, New York City. They appear at an anti-police brutality rallies, drawn together to share their crosses of sorrows, losses and grief.

Michel Piccoli, años setenta: Les choses de la vie, de Claude Sautet

Carta de la directora de cine Agnès Varda: Si quieres a Michel Piccoli…

 

DE LA HABANA HA VENIDO UN BARCO CARGADO DE...

La famosa banda sonora de Philippe Sarde.  Y un viejísimo tráiler:

Fue la gran época de las estrellas francesas y de la nueva sentimentalidad post 68. Michel Piccoli y Romy Schneider rodarían juntos inmediatamente después, también con Sautet:  Max et les ferrailleurs. En Las cosas de la vida  llama la atención el juego con los teleobjetivos, muy ágil cuando Romy pasea por la calle con su madre, o las tomas de los curiosos en torno al coche accidentado de Piccoli.  El director comentó que este efecto de tele, buscado, aportó libertad y dramatismo. Fue una película de las que triunfaron por el boca a oído.

Piccoli, cuarenta años antes de Habemus Papam…  que parece que sólo me ha gustado mucho -pero mucho- a mí. Oops.

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