Dos proyectiles, disparados uno en la espalda, otro en la nuca, bastaron para matar en Milán al comisario Luigi Calabresi, de 31 años, a las nueve y cuarto de la mañana del 17 de mayo de 1972, a manos de dos miembros de un comando de Lotta Continua, un movimiento de la izquierda extraparlamentaria, protagonista junto con las Brigadas Rojas y las facciones de la ultraderecha, como Ordine Nuovo, del periodo violento que la historia conoce como «los años de plomo». El periodo en cuestión abarca desde la década de los sesenta a los ochenta y se inscribe en esas guerras civiles no declaradas que alteraron la normalidad de países europeos en el contexto de la guerra fría que enfrentaba a los dos grandes bloques, Estados Unidos y la URSS.
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«La ciudad de los vivos» de Nicola Lagioia en Jot Down
Porta
«La ciudad de los vivos», en Jot Down. Podéis leerla aquí

Los tres protagonistas: en el centro, la víctima Luca Varani; a la izquierda Manuel Foffo y a la derecha, el suicida Marco Prato.
«Aquella noche de marzo de 2016 culminaba una juerga de varios días protagonizada por Manuel Foffo y Marco Prato, en el piso de la barriada del Collatino, situado en las extensas afueras de Roma, donde vivía Foffo. La víctima podía haber sido cualquiera pero el número de la suerte fatal le salió a Luca Varani, veintitrés años, hijo único de una familia humilde de feriantes que lo adoptó siendo apenas un bebé en un orfanato de Rumanía —¿alguien se acuerda de los famosos orfanatos de la Rumanía de Ceaucescu?—, que le dieron el apellido y un amor ciego. Algo menos ciego pero intenso y leal era el amor de su novia desde la adolescencia, Marta Gaia, que se personará también como acusación en el juicio que condenó a Foffo a treinta años, y a ser recordado con rencor y pesar a Prato, quien logró suicidarse en 2017 en la cárcel, justo antes del juicio.»
«La amistad era esto», cartas a PPP de Dacia Maraini
Hoy se ha publicado la reseña dedicado a Querido Pier Paolo, el último libro de la escritora italiana Dacia Maraini, editado por Galaxia Gutenberg, en cuidada traducción de Helena Lozano Miralles.
Un fragmento:
«Y desde la primera carta tenemos a un Pasolini vivo, «esta noche he soñado contigo. Tenías tu sonrisa dulce de siempre y me decías: ¡Estoy aquí!», que la impulsa desde el mundo de los sueños a abordar diferentes temas, empezando por el ineludible: su muerte y el misterio en torno a la identidad de los responsables. Cuenta la escritora que fue a visitar en la cárcel a Pino la Rana Pelosi, el asesino confeso, pero tan poco creíble, y que accedió a escribir el posfacio de su libro, Io, angelo nero (1995), no por ingenuidad o por la típica blandura izquierdista, seguramente fue una voluntad de mantener vivo el caso pese a, o precisamente por, los muchos interrogantes y silencios que en esas fechas todavía lo rodeaban.»
El artículo completo se puede leer en Mercurio.
(c) Foto playa de Sabaudia de Ferdinando Vegliante
Por qué Bolaño es el escritor más grande del mundo, Nicola Lagioia
Nicola Lagioia da una clase magistral con, como eje central, su pasión por Bolaño, que ha dejado gran huella en su novela La ciudad de los vivos. Me ha extrañado que no haya tenido más eco esta novela porque es verdaderamente buena, mucho más allá del argumento que puede atraer al lector morboso adicto al true crime. Lagioia es un tremendo escritor, no porque sea el mejor de sus contemporáneos italianos, ¡qué sé yo si lo es o no!, no los he leído a todos. Pero para comprender por qué es tan buena La città dei vivi, publicada en castellano por Penguin, hay que leer por lo menos un tercio de la que le dio el Premio Strega, La ferocia (La ferocidad), que no se ha traducido aún a nuestro idioma. Parece que están esperando a ver cómo funciona la crónica del asesinato del joven Luca Varani a manos de dos niños bien de Roma antes de arriesgarse a traducir la otra, cuando son dos novelas simétricas en estilo y eso demuestra que Lagioia tiene planteamientos inteligentes respecto a su narrativa, por encima de intereses de carrera. La primera es un decidido tour de force de estilo elevado con una trama detonada por la muerte de una mujer joven, hija de un riquísimo constructor de provincias; es una novela sobre la corrupción, también psicológica, una investigación que va insinuando el motivo real de un derrumbe, que es también el de la Italia de los años berlusconianos. Al contrario de lo que suele ocurrir en los thrillers, incluidos los sudamericanos con el narcoterrorismo como fondo político-histórico, aquí la muerta no es el elemento angélico que pone en marcha una investigación llevada por el elemento asocial, es decir, un detective desaliñado con una vida más desaliñada aún; todo lo contrario, es más una pécora al viejo estilo, y el relato se levanta sobre los diferentes testimonios, que desarrolla otro personaje principal de lo más inquietante, el hermano bastardo acogido en la familia al morir la infeliz amante del constructor, con un perfil psicológico que le da mucho juego a un escritor con el talento, las lecturas y la inteligencia de Lagioia. Después del éxito que obtuvo La ferocidad, del respeto que cosechó entre los críticos jóvenes y sus colegas escritores, se entiende tanto que La ciudad de los vivos parezca una historia que salió a buscarlo, y por lo tanto no podía escribirla sino él, como las objeciones de esos críticos jóvenes -dudo que todos lo rechazaran, en cualquier caso-.
Estoy segura de que va a escribir otros libros interesantes que pondrán en perspectiva La ferocidad y La ciudad de los vivos demostrando que, además de saber crear y recrear personajes, su intención es reflejar la Italia de este siglo en un tono que no es realista sino hiperrealista, con lo que el concepto tiene de intencionado, de distorsión, de subrayado de los perfiles con una finalidad más que estética.
En la clase sobre Bolaño, donde lee y comenta largos fragmentos de la última entrevista que la gran Mónica Maristain le hizo para PlayBoy México –risas constantes de fondo–, se advierte que la del chileno es una figura de escritor ya sedimentada, lo lee con plena libertad, desparasitado de aquellos elementos y del ruido que se le incrustaron cuando aquí lo aupó la burguesía ilustrada, hasta casi fagocitarlo, y se crearon fricciones y conflictos que, a quién iba a extrañarle, nunca provocaron un debate sobre la aportación de Bolaño, de su perfil de escritor vocacional, en medio de un panorama de escritores de vocación institucional más o menos transparente. Por eso no me sorprende que influya en escritores donnadie –como Lagioia, hijo de una clase media media, o en el último Goncourt, que se inspira en Los detectives salvajes en otro de los tantos libros que quiero leer, La plus secrète mémoire des hommes, del senegalés Mohamed Mbougar Sarr. Herralde, que a fin de cuentas fue quien le dio espacio para crecer, se preguntaba por qué no tenía más influencia en escritores españoles; la respuesta parece clara: el ecosistema cultural español no es el más propicio, pero para el resto solo faltaba esperar.
Yo no tengo a Bolaño por el más grande, ni es mi preferido pero sí creo que era un personaje necesario pero que por desgracia no ha liberado el stablishment literario español, que es lo que debería haber sucedido, lo que urgía. Pocas veces más que hoy ha estado tan aburguesada la cumbre de la literatura. Aunque, quién sabe si la ruina y la precariedad que es hoy el sustrato natural de los mejores lectores dan como fruto algún genio -o alguna genialidad- del vitalismo.
Dos napolitanos y un turinés

El napolitano Francesco Rosi adaptó Cristo si è fermato a Eboli, del turinés Carlo Levi, un clásico instantáneo de 1945, del que ahora llega una requetestupenda traducción de Carlos Manzano para la editorial Pepitas de calabaza. Y mientras le doy vueltas a lo que dijo este y filmó el otro, ameniza el ambiente la voz del napolitano Peppino Gagliardi -también recuperada su actualidad gracias a las bandas sonoras de pelis y series de culto.
Más sobre el tema meridional, aquí
Profondo nero, intenso giallo, 2 y 3 en Jot Down
Los cuentos de Canterbury
Hoy puede leerse en JotDown la tercera y última parte de Profondo nero, intenso giallo, mi artículo dedicado a las investigaciones en torno a tres asesinatos conectados entre sí, los de Enrico Mattei, Mauro de Mauro y Pier Paolo Pasolini, y que tienen como telón de fondo un tema de gran actualidad como es la autonomía energética de un país pequeño: el petróleo y el gas, la construcción de gaseoductos, y los obstáculos impuestos por las grandes compañías norteamericanas y británicas en el contexto de la emancipación de los países productores y la primera crisis del petróleo. Ahora que andamos metidos en la enésima guerra del petróleo –obsérvense los movimientos de Israel en Marruecos y su retraso en sancionar a Rusia, además de la multiplicación de ventas de armamento de Estados Unidos a Australia y a Alemania y recuérdese la conminación a España a armarse más, previa a la invasión de Ucrania– se comprueba que Pasolini era, como él mismo declaró, ante todo un intelectual que hacía su trabajo:
«Sé los nombres de las personas serias e importantes que están detrás de los trágicos muchachos que optaron por las suicidas atrocidades fascistas y de los malhechores comunes, sicilianos o no, que se pusieron a su disposición como asesinos y sicarios.
Sé todos esos nombres y sé todos los hechos (atentados contra las instituciones y matanzas) que han cometido.
Lo sé porque soy un intelectual, un escritor que intenta seguir todo lo que está pasando, conocer todo lo que se escribe al respecto, imaginar todo lo que no se sabe o se calla; que ata cabos a veces lejanos, que junta las piezas desordenadas y fragmentarias de un cuadro político coherente, que restablece la lógica donde aparentemente reinan la arbitrariedad, la locura y el misterio.»**
Como ya he contado más de una vez, el asesinato de Pasolini era una de las subtramas que abordaba yo en la novela -inacabada entonces y a día de hoy algo más adelantada– que me han plagiado dos veces: una por Chirbes -que dio lugar a Crematorio— y otra, mucho más torpe y ostensible, por Leonardo Padura, en ese truño llamado Como polvo en el viento. El personaje protagonista estaba a punto de publicar una biografía que incluía datos novedosos sobre el asesinato, lo que entonces, en 2003 cuando yo escribía, y en 2002 cuando transcurría la acción, era elucubración mía, siempre a partir de la abundante bibliografía reunida. Tusquets, la editorial que publica al plagiario Padura, publica ahora, tan oportunamente, una biografía… con datos novedosos sobre el asesinato del gran intelectual italiano.
logos de las compañías petroleras llamadas las Siete Hermanas o Sette Sorelle, así conocidas desde que las bautizara el italiano Enrico Mattei; las compañías «que dominaron los mercados con sus golpes de Estado, con invasiones y pillajes, y con la provocación de guerras entre naciones y sus balcanizaciones (recuérdense las guerras verdaderamente intestinas entre Bolivia y Paraguay, y entre Ecuador y Perú, y la división del medio Oriente realizada por Lawrence de Arabia).» Fuente: aquí
En 2003-2004, cuando empecé a leer todo lo que pude sobre Pasolini y, por añadido sobre su asesinato, que se trataba de un crimen político era una sospecha muy extendida entre los sectores más progresistas de la cultura italiana, pero sin pruebas definitivas para identificar a los autores «intelectuales», que es lo único que permite cerrar un caso. En el artículo puede comprobarse que hay tesis que se solapan en algunos puntos y se separan en otros fundamentales: para uno el móvil era un simple robo; para otros una emboscada planeada y conectada con los acontecimientos políticos de trasfondo fascista.
Faltaban investigaciones como las del magistrado Vincenzo Calia y los avances científicos de los últimos años. Varios de los libros que menciono o cito en el artículo hace años que se publicaron en italiano y siguen sin traducir. La gran -y excelente- exposición que se presentó en el CCCB data de 2013 y se ceñía a la relación con Roma. Si incluyo numerosas citas entrecomilladas es porque me importa poner de relieve que son muchas las publicaciones italianas que llevan años tratando el caso y sus múltiples derivaciones –incluso existe un artículo dedicado al destino del Alfa Romeo del escritor y a identificar a sus sucesivos dueños, hasta el presente–.
Sería un buen momento para reeditar las Conversaciones que Jean Duflot mantuvo con Pasolini, traducidas por Joaquim Jordà para la colección Contraseñas de la editorial Anagrama, que apenas se encuentra en librerías de segunda mano y que en Francia ha tenido varias ediciones.No digo nada nuevo si recuerdo que hay muchísima bibliografía derivada -monografías, tesis en español, infinidad de artículos–, pero a mí me resulta interesante poder acceder al discurso directo de Pasolini en ese momento álgido de su carrera, cuando también se apuntan una serie de contradicciones entre su condición de celebridad internacional –por eso interesan tanto las conversaciones/discusiones/entrevistas que pueda mantener con franceses o norteamericanos– y su defensa/reivindicación de una marginalidad polemista.
Pincha aquí: Segunda parte del artículo

ROMA – SPE – ORIANA FALLACI – Una immagine di archivio di Oriana Fallaci durante il processo contro Pelosi per l’omicidio Pierpaolo Pasolini. ANSA – KRZ
Pincha aquí para leer la Tercera parte
Y ahora continuemos leyendo, viendo y discutiendo la obra de Pasolini.
** : Pasolini: «14 de noviembre de 1974. La novela de los atentados», en Escritos corsarios, ediciones del oriente y del mediterráneo. traducción de Juan Vivanco, p. 108.
Profondo nero, intenso giallo: los crímenes de Estado de Mattei, De Mauro y Pasolini, en JotDown
Hoy se publica en Jot Down el primer artículo de los dos dedicados a las investigaciones en torno a los conocidos hoy como crímenes de Estado en Italia, tres de cuyas víctimas están relacionadas de manera imprevista: Pasolini (1975), Mauro De Mauro (1970) y Enrico Mattei (1962).
En España suele hablarse del caso Pasolini y de los otros dos sin declarar las fuentes de información. He querido hacer lo contrario, y subrayar que llevo años sugiriendo la traducción de la crónica que recoge más datos sobre estos casos y sus vínculos. Se trata de Profondo Nero, de Giuseppe Lo Bianco y Sandra Rizza. Es de 2009 pero su enfoque no ha caducado, si bien hay información nueva que completa lo que aquí se dice y que van recogiendo revistas y blogs especializados italianos.
En el artículo veréis lo interesante del contexto, personajes e investigación, las tácticas de la mafia, influencia de Estados Unidos, etc.
Pinchad aquí.




Crónica de la investigación del caso publicada en 2017. Vincenzo Calia es el magistrado que reabrió el caso y consiguió conectarlo con el homicidio de Pasolini. Sabina Pisú se ocupa de la otra mitad de la crónica. Pese a las notas, el libro se lee sin dificultad porque la investigación es apasionante.

La felicidad del lobo, de Paolo Cognetti en Mercurio
La última novela del italiano Paolo Cognetti, La felicidad del lobo, contiene ingredientes susceptibles de gustar a públicos muy diversos. Creo que queda por detrás de Las ocho montañas, pero sin duda su descripción de la montaña como un elemento vivo que reta al individuo en un momento de crisis generalizada de los sistemas de vida que ofrece no solo la ciudad sino el capitalismo globalizado constituye un cuestionamiento y una respuesta a tomar en consideración.
En algunos momentos me recordó otra novela inspirada en la filosofía hemingwayana, con grandes descripciones del paisaje montañés, los quehaceres del lugar y los caracteres perfilados por la dureza de los horizontes vitales; me refiero, claro, a Los bravos, de Jesús Fernández Santos.
La reseña, en Mercurio →

Mediterráneos: Lia Piano y André Aciman
Ayer se publicó en Mercurio la reseña doble de sendos libros de memorias que recomiendo a todo aquel que quiera tomarse un respiro de la actualidad y/o sienta curiosidad por otros modos de narrar un género tan trillado como las memorias de infancia: Planimetría de una familia feliz, de la italiana Lia Piano, y Lejos de Egipto, de André Aciman, en Seix Barral y Libros del Asteroide, respectivamente. Los dos me sorprendieron por darme algo muy distinto de lo que esperaba y ambos tienen en común, además de la desbordante vitalidad del mundo que describen, la excelente traducción, de la mano de Isabel González Gallarza para Lia Piano y de Celia Filipetto para Aciman. El lector comprobará que con una traducción menos atenta al detalle la chispa que desborda la prosa de estos escritores tan diferentes nos pasaría por alto.
Foto de portada de Herb Ritts
KA, de Roberto Calasso
Republico la reseña que escribí para La Vanguardia-Libros con motivo de la salida de Ka en español, hacia 1999. Con traducción del argentino Edgardo Dobry.
ABOUT PASSION -- De fotografía y otros entusiasmos
Un Deva
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