¿Indulto? ¡Sí!

Juana Rivas - juicio en Granada

¿Indulto? ¡Sí! ¡Indulto para JUANA RIVAS!

Hoy entra en la cárcel para cumplir dos años y medio Juana Rivas. La retención de los niños no era la mejor idea, pero ha atraído la atención sobre su caso y sobre cómo aborda cada país el problema de los malos tratos en familia.
Se está discutiendo si unos políticos (?) que han malversado la realidad –y los caudales públicos– durante más de treinta años deben ser indultados y nos olvidamos de Juana Rivas, que puede chuparse dos años de internamiento por haber perdido la cabeza durante un mes.

Pasadas las 10:00 horas, Juana Rivas ha accedido al centro, emitiendo poco después un comunicado en que ha reconocido que «son momentos muy difíciles», y que considera la decisión «muy injusta».

El letrado ya avanzó que esta vecina de Maracena (Granada) no iba a «eludir» el ingreso en la cárcel decretado por el Juzgado de lo Penal 1, aunque volvió acusar a este órgano de no «atender ninguno de los argumentos» que le ha trasladado como parte, entre otros los recursos de reforma y apelación que ha presentado contra su encarcelamiento.

«Por supuesto, utilizaremos todas las vías legales para que esta situación dure el menor tiempo posible, especialmente la estimación de nuestro recurso» contra el auto de 27 de mayo de 2021 en que el Juzgado de lo Penal número 1 de Granada acordaba el arresto y entrada en prisión de Rivas, así como «par la clasificación en tercer grado penitenciario y la concesión del indulto total», ha indicado, por su parte, en un comunicado el despacho de abogados Aránguez, que la representa.

Rivas, que también ha solicitado el indulto al Gobierno, está condenada en firme por haber permanecido en el verano de 2017 un mes en paradero desconocido junto a sus dos hijos para no entregarlos al padre, el italiano Francesco Arcuri, quien en 2009 fue condenado por lesionarla y al que ella volvió a denunciar por maltrato en 2016.  (De El Español, 11 junio 2021)

La paliza de la que nadie habla (¿o sí?)

hellen levitt-water2

Helen Levitt – c. 1942, Nueva York

Ayer leí esta noticia en El Mundo:

«La abogada Raquel Díaz, trasladada al Hospital de Parapléjicos de Toledo tras la agresión de su marido»

y la entradilla: «Raquel Díaz sufre una grave lesión medular provocada por la paliza que le propinó el ex concejal de Ponferrada (León) Pedro Muñoz, el pasado 29 de mayo.»

y la noticia de que una mujer con una carrera ha sido apaleada por un hombre (?) que ha ocupado cargo público queda perdida en el maremágnum de declaraciones sobre la ruina económica que sufre «el sector» debido a que cientos de miles de cretinos anglos no pueden venir a mear en nuestras calles, a achicharrarse en nuestros arenales, a berrear en las terrazas ni a fingir que la ensaladilla les ha sentado como un tiro y pueden reclamar que les devuelvan íntegro el gasto de la semanita very-very-very-low-cost en las islas, ni pueden abarrotar los mercados centrales, sin comprar un mísero kilo de nada, cuando en días nublados o lluviosos no saben qué hacer con sus vidas, ni van a poder practicar el deporte nacional del balconing en apartamentos y habitaciones alquiladas a precios tan disparatados que profesionales de la enseñanza, la sanidad y el orden público no pueden permitirse un alojamiento decente porque ni los pluses por destino alcanzan.

Ya que se habla tanto de que arranca un periodo de reconstrucción, habrá que plantear definitivamente en serio qué pasa con la violencia machista, pero también hay que preguntar qué están haciendo o dejando de hacer los profesionales de la mente -psiquiatras, psicoanalistas, filósofos–, que ni se les ve ni se les oye ni se les lee en los medios, fuera de las trivialidades importadas del gurú exótico de turno, hasta el punto que se diría, como atestigua la noticia que da pie a este post, que no tienen ninguna reflexión que aportar, ni diagnóstico fiable ni lucidez que compartir, ni esperanza que transmitir fuera de sus consultas carísimas.

Capados de esa reflexión que nos lleve más lejos de la constatación y el relato de miserias íntimas traficadas por agentes literarios en la onda norteamericana, sigamos hablando, como toca, de la fastidiosa oleada de calor africano y de lo mucho que echamos de menos a esos cabritos ingleses. Y ojalá los avances de la medicina permitan que la abogada Raquel Díaz se recupere y no quede, como desea el animal que llegó a ocupar un cargo de representación ciudadana, sin posibilidad de moverse por sí misma. Que es lo que, metafóricamente por lo menos, desean tantos hombres que odian a las mujeres.

hellen levitt-water1

Hellen Levitt

hellen levitt-water3

La canícula en el Nueva York de los años 40.

Memoria y testimonios de los supervivientes de Srebrenica [una aportación al debate]

La reputada fotógrafa Nina Berman nos recuerda su reportaje de esta joven violada por serbios.

Standing with #BosniaWarJournalists #BosniaWarReporters in protest against the #NobelPrize in Literature to war crimes denier Peter #Handke.
We are posting today and tomorrow our pictures and stories from the 1992-1995 Bosnia War to stand up for the truth and for war victims. Read Peter Maass stories in the Intercept for more info on Austrian writer #PeterHandke.

On June 30, 1992, an 18-year-old Muslim woman was kidnapped by Serb soldiers from a bus station in Belgrade. She was shoved in a car and eventually taken to Pale, the Serb stronghold near Sarajevo. She was held prisoner there, burnt with cigarette butts and repeatedly raped and beaten by Serb soldiers sometimes at knife and gunpoint. They insulted her for being Muslim and said many Muslims were going to give birth to Serbian children. After ten weeks in captivity, she was put on a truck with 30 – 40 other prisoners, all men, and sent to Visoko where she was traded for bags of flour. The woman ended up getting pregnant as a result of the rapes and sought care at Tuzla Hospital where I photographed and interviewed her on New Year’s Day 1993. Sexual violence was a war strategy used by Serbs to destroy the Muslim population and create a Serb ethnostate in Bosnia.

Tuzla Hospital, Bosnia Herzegovina, January 1, 1993 | ©Photograph Nina Berman/NOOR

________

Colaboré durante cuatro años seguidos, entre 1994/8 –y trabajé como traductora independiente- para Médicos Sin Fronteras en Barcelona motivada, precisamente, por las atrocidades de la guerra de Yugoslavia, de las que empezaron a llegar noticias cuando Barcelona se daba un baño de vanidad y la burguesía sacaba el dinero escondido –según explicaría el alcalde Maragall– para especular con la remodelación de la ciudad para las Olimpiadas. En la sede de MSF, en contacto directo con los «humanitarios» que salían de urgencia al «terreno», avisados del último ataque con tal número de muertos y de la escasez de médicos y equipo, y luego con fotógrafos que pasaron meses –o años, sumando el tiempo entre ir y volver– jugándose la piel para documentar los hechos –recuérdese que varios españoles murieron allí–, me formé una opinión sobre quién estaba masacrando a quién. Curiosamente, por entonces no se hablaba tanto de religión, de que si los bosnios eran musulmanes, un rasgo que luego se ha subrayado con las guerras de Daesh y compañía.

Foto: Ron Haviv – Campo de concentración serbio. Bosnia, Trnopolje, agosto 1992.

Me pidieron que tradujera del francés los TESTIMONIOS DE LOS SUPERVIVIENTES DE SREBRENICA. Una parte la publicó El País. Se repiten los relatos de violaciones presenciadas por familia directa cuando los serbios detenían los vehículos en que se desplazaban los bosnios. Se ha contado tantas veces que parece morboso describir de nuevo esos episodios que provocaron que personas comunes empezaran a comentar los sucesos que transmitían periódicos y telediarios y a reclamar solución a «una guerra que estaba sucediendo dentro de Europa». Qué pena, ¿verdad?, que quedaran supervivientes para hablar del modus operandi en la ratonera que fue Srebrenica, que contaran cómo los cascos azules holandeses que supuestamente debían protegerlos se quedaron de brazos caídos [ya fueron acusados de inoperancia y condenados por ello]. «Miles de hombres y niños que se habían refugiado en 1995 en una base de la ONU en las afueras de Srebrenica fueron entregados al ejército serbobosnio por cascos azules holandeses.»

Fue una carnicería –y resulta escandaloso decir que se hincharon los datos para provocar la intervención de los americanos–; da lo mismo que fuesen mil o diez mil. También ocurrió con el genocidio de los tutsis a manos/a machetazos de los hutus. No cambia la cantidad, lo que importa es la planificación y el terror. Lo niegue Handke o la abuela de Handke. Y, por supuesto, que lo lea quien guste, pero aquí están algunos de los testimonios.

El BOSNIA BOOK PROJECT – iniciativa de varios fotógrafos que cubrieron la guerra

Icónica fotografía de Santiago Lyon de una mujer asesinada por un francotirador. Junio de 1992. Era conocida como la «avenida de los francotiradores».

** Fe de erratas: se van colando muchas con el grabado automático; [este diseño de página no resulta tan cómodo como el anterior, pero es útil mientras encuentro otro mejor.] 

Celebrando la sentencia por la violación de La Manada: Lose Yourself to Dance…

Ha sido un alivio el resultado de la sentencia del Tribunal Supremo por la violación en los Sanfermines de 2016 (¡ya tres años!) y la claridad con la que se argumenta lo que la mayoría de España pensó al tener noticia de los hechos.

Podríamos pasar el resto del verano celebrando esta sentencia, bailando en la calle al saber que esos personajes sórdidos que se creyeron impunes reciben una condena que restituye a la víctima su condición de sujeto.

Personalmente, considero que diez años de cárcel ya son muchos años, pero son los expertos quienes están en condiciones de decidir cuál es el castigo adecuado y disuasorio. También a título personal, me reconozco en la chica que tuvo la valentía de seguir adelante con la denuncia, pese a todo lo que hicieron para degradarla y, como es habitual en estos casos, invalidar sus argumentos y amedrentarla revelando datos que ayudaban a identificarla.

Los comentarios del cabrón de VOX –me niego a considerarlo político— sobre las modalidades de satisfacción segura que a partir de ahora pueden conseguir los neandertales —«la única relación segura será la prostitución»– expresan muy bien las creencias de la ultraderecha, esa celtiberia que ha estado camuflada dentro del PP durante los últimos años. 

La siguiente tarea ha de ser abolir la prostitución y llevar a la escena pública española reflexiones más elaboradas sobre hombres y mujeres. No puede ser, por otro lado, que en las ficciones españolas haya tal cantidad de prostitutas y tan escasos personajes femeninos con una psicología bien elaborada y definidos por mucho más que ser el coño adonde va a abrevar sus anhelos el protagonista.

Qué fatigosos son estos episodios interminables de abuso y violencia contra las mujeres, y especialmente contra mujeres muy jóvenes. Es como si en el camino del tiempo quedara un reguero interminable de mujeres mutiladas sexualmente, aún vivas, y el dolor más intenso se fuese desplazando a las recién agredidas y al final, perdidas en el tiempo, quedaran cenizas de todas nosotras.