
Seguimos con la tendencia de la desmitificación de la intelectualidad francesa con un nuevo libro-escándalo. Los diarios franceses llevan días hablando del libro de la hija de Bernard Kouchner, La familia grande, en el que acusa a su padrastro de haber violado durante años a su hermano gemelo, hace nada menos que 30 años.
Lo malo de estos libros es que dejan en la oscuridad delitos de la misma naturaleza contra menores que no son hijos de celebridades.
Los libros sobre la sexualidad miserable parecen un filón interminable desde que el bueno de Michel Houellebecq desmitificara en sus primeras novelas –de Las partículas elementales no pude leer más de cuatro páginas a causa del asco que me dio– el pansexualismo francés que había definido a la generación de mayo del 68. Lo malo es que se está confundiendo la tendencia a épater le bourgeois de esa época –con mucha fantasía y relaciones escandalosas que solo habían tenido lugar en la fantasía del que lo contaba– con las prácticas de abuso de personas indefensas, menores o no.
Por cierto, Bernard Kouchner también fue muy cuestionado por incluir su firma en las listas a favor de la despenalización de las relaciones sexuales entre menores y adultos (asunto que comento en el artículo ya mencionado), polémica que el diario Libération abordó con cierto detalle.