El escritor Eduardo Lago, uno de los mejores conocedores del ambiente intelectual neoyorquino de las últimas décadas, publicaba esta semana en El País un recuerdo de la escritora Janet Malcolm, que murió el 16 de junio a sus bien aprovechados 86 años. La editorial Alba publicó esta crónica excelente, donde el rigor se conjuga muy bien con el sentido del humor. Los libros de Derrida los publicaba Paidós (antes de venderse al Grupo Planeta y convertirse en una editorial de libros de autoayuda y divulgación filosófica). Creo que el artículo se publicó en el Culturas de La Vanguardia (cuando el suplemento valía la pena, antes de la irrupción de los nocilla-boys).
DE LA HABANA HA VENIDO UN BARCO CARGADO DE...
Jacques Derrida
Sigmund Freud
Si un texto empieza con esta frase: “A mediados de la década de 1970, un joven llamado Jeffrey Moussaief Masson empezó a dejarse ver en congresos psicoanalíticos, donde suscitaba una atención no exenta de perplejidad” sabemos que quien escribe ha leído con ganas a dos de los mejores autores norteamericanos: Henry James y Scott Fitzgerald. Janet Malcolm (1934), autora también de Leyendo a Chéjov, ha escrito un texto según las fórmulas del periodismo clásico, recopilando información de los personajes mediante entrevistas personales y transcribiendo sus palabras, pero amparándolo en la tradición narrativa de la comedia americana de personajes. Así, Fitzgerald aportaría el glamour, la sátira y la derrota sublime del protagonista mientras que Henry James inspiraría el mensaje de sofisticada desolación que encierra el cultivo de la alta cultura, que aquí toma cuerpo en la administración de los archivos de Freud.
El profesor de…
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